Nos toca vivir un momento sin precedentes.
Debido a la expansión global de un virus, tuvimos la necesidad de interrumpir nuestra actividad normal para improvisar formas nuevas de participar de la vida, que tienen que adaptarse rápidamente a la variabilidad de estos tiempos de tanta incertidumbre.
Evidentemente lo que está sucediendo nos toma por sorpresa, porque se trata de una situación mundial que nos obliga a cambiar; pero no deja de ser un empujón más, para ubicarnos en donde la vida nos está poniendo, y que nos viene avisando y preparando hace ya varios años.
El mundo ya cambió y no nos dimos cuenta. Dejó de ser masculino hace un tiempo, y todas las enseñanzas que recibimos para gestionarnos en ese modelo de mundo no funcionan.
Algunos estuvimos descifrando y enseñando la nueva forma de vivir, y vemos con asombro, como esas enseñanzas ahora se hacen evidentes y ayudan al paso evolutivo que tenemos por delante.
Otros, que no percibieron el cambio, estuvieron peleando para sostener la vieja estructura ya caída, o sea, permanecieron jugando al nuevo juego de la vida con las instrucciones viejas.
Los movimientos sociales que integran a las minorías son evidencia de una nueva conciencia en el mundo, la solución nunca pasa por separar, siempre es integrando.
Lo que antes funcionaba como:” Divide y reinarás”, hoy sería más parecido a: “integra y reinarás”. Evidentemente esa es una lección que como colectivo mundial estuvimos resistiendo.
En definitiva, algo muy valioso para la humanidad está ocurriendo gracias al escenario de pandemia. Esto es, que en cierto nivel de realidad, nos estamos uniendo, nos estamos reconociendo como comunidad, estamos dejando de ser “yo”, para ser “nosotros”. Es volando juntos que vamos a ir más alto.
En el devenir de la humanidad, hemos pasado de vivir en cavernas, a crear la tecnología que hoy utilizamos, y es ahora más que nunca, que nos unimos, gracias a que logramos crear un soporte de inteligencia virtual, una red de conectividad que se llama internet.
Nos unimos a través de la red, generamos comunidades conectadas virtualmente, y tenemos el poder de expandir exponencialmente nuestras capacidades individuales cuando nos interconectamos. Nos volvemos mucho más inteligentes juntos que separados, por eso, nuestra tecnología hoy es tan determinante en nuestro desarrollo.
Todos tenemos particularidades que nos hacen únicos, y justamente son las que nos hacen tan valiosos para La Vida. Cuando cada uno las dispone en la red a beneficio de la comunidad, comparte y es parte de la inteligencia mayor.
Hay un sentido de pertenencia a la comunidad, y somos conscientes de eso, a la vez que se mantiene el valor individual, la voz de cada uno se integra para formar la voz del grupo.
La tecnología está a la altura para ayudarnos a generar un cambio permanente, y que este sea un acontecimiento histórico, porque por primera vez, tenemos la chance de llegar a la comprensión en masa, de que, al igual que en la comunidad virtual, TODOS somos UNO.
Nos toca comprender que la Individualidad afecta a la Comunidad, o sea, a mi mismo.Lograr el cambio depende de cada uno de nosotros, no es algo asegurado.
Cuando esto finalmente termine de cristalizarse, la humanidad habrá cambiado de paradigma, como tantas veces ocurrió a lo largo de la historia. La tierra dejó de ser plana para ser redonda porque llegamos a esa comprensión.